La contratapa del libro tiene una reseña de un tal John Burnside en el que compara La serpiente de Essex a algo escrito por Dickens y Bram Stoker, lo que me dijo que POR SUPUESTO que tenía que leerlo. Aunque fuera sólo por mi amor a la novela gótica y a todo lo que sea victoriano. La traducción al castellano viene de Siruela, por cierto.

La verdad es que no sé muy bien por dónde empezar. Este libro tiene todas las cosas que me gustan: época Victoriana, una heroína poco convencional, discusiones sobre ciencia y religión (si  ya saben cómo soy), y un potencial misterio sobrenatural. Todo eso, más un elenco de personajes interesantes y una prosa maravillosa: LO QUIERO Y LO NECESITO EN MI VIDA.

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La heroína poco convencional es Cora Seaborne, viuda reciente, madre de un hijo y naturalista aficionada. Obsesionada con las teorías de Darwin y los nuevos descubrimientos científicos, ante los rumores de la aparición de la Serpiente de Essex, decide irse a un pueblito en dicho condado a investigar. Acompañada por su hijo Francis y su dama de compañía socialista Martha, se instala en Colchester a desentrañar el misterio de la Serpiente.

Ahí entra en juego William Ransom, el pastor a cargo de la parroquia, padre de muchos y marido de una mujer enfermiza (que puede que esté perdiendo la razón). Inmediatamente, Cora y él chocan porque tienen ideas muy diferentes: ella no quiere saber nada de supersticiones ni religión, mientras que él prefiere seguir su fe (aunque no desprecia la ciencia). Cuando dije lo de largas discusiones sobre la religión y la ciencia lo dije en serio. Y es fascinante (o yo soy extremadamente ñoña). Lo que me llamó la atención es que Sarah Perry entrega una visión bastante más neutra de este debate de lo que estamos acostumbrados. Will no es un fanático ciego, y si bien no aprueba a Cora de buenas a primeras, tampoco le cierra la puerta.

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La novela juega mucho con los dobles, principalmente con Cora y Will, pero también tenemos a Cora y Stella (la mujer de Will). Mientras que Cora es una mujer victoriana poco convencional, Stella es claramente el Ángel del hogar  al que describe Virginia Woolf, limitándose al espacio doméstico y siendo frágil y delicada de salud. La narración constantemente nos recuerda el cuerpo físico de Cora, que dice una y otra vez que tiene sed o hambre. O se remarca su forma de caminar o el hecho de que está muy saludable físicamente.  El otro doble de Cora es, sorprendentemente, la Serpiente. A su manera, ambas son criaturas de afuera que vienen a revolucionar el gallinero que es Essex. Y si bien Cora es puro cuerpo, la Serpiente es un tanto ambigua: ¿es un fósil viviente? ¿Una criatura mitológica? ¿Psicosis colectiva? ¿Algo real? El libro salta entre las perspectivas de distintos personajes dentro de Colchester, mostrando que para distintas personas, la Serpiente tiene distintos significados.9788417151225_l38_04_l

La novela se lee como las novelas del siglo XIX, con un lenguaje precioso. Sarah Perry logra pintar imágenes con palabras de una forma que es como si estuviéramos ahí. De hecho, les dejo un fragmento (es de la edición inglesa, no me atrevo a traducirlo para no destrozarlo):

“From north to south above the pale horizon fine shreds of light blue hung, and between them showed the sky’s dark blue. Now and then, as if caught by wind, a slow movement passed across and the bright net closed and widened. The light it gave off was not borrowed, like a white cloud ringed in sunlight, but it seemed entirely its own: it might have been many fine lightning bolts fixed in place, burning inexplicably.” (Perry 246)

Este párrafo en particular está narrado desde la perspectiva del hijo de Cora (que a mí me parece que hoy estaría en el TEA), que sale a caminar una noche y queda fascinado por las estrellas sobre el mar. Es imposible no ver las luces del norte que Francis ve, ondulando en el cielo oscuro (¿son las luces la Serpiente de Essex?).

A los personajes principales se les suman una serie de personajes que podrían estar sacados de una novela dickensiana: Martha, la dama de compañía y socialista apasionada (YES); Luke, un doctor con las manos dañadas que está enamorado de Cora; los hijos de Will (en particular Joanna, la mayor, que está fascinada por las teorías socialistas de Martha); Cracknell, un viejo pescador que tiene sus propias razones para buscar a la Serpiente. Como dije antes, la narración pasa por varios personajes, lo que crea una red de voces que se entrecruzan, dándole a la historia una textura muy rica. Sarah Perry se introduce en las pieles de los distintos personajes, dejándonos ver el mundo desde sus ojos, generosamente. La experiencia humana es compleja y diversa, y creo que este libro consigue acercarse a ella con compasión y sinceridad. Repito, Sarah Perry es fantástica como narradora, de verdad. Pocas personas logran captar el espíritu de la novela gótica y las sutilezas de la psicología humana. Esto es talento, lectores.

Si son como yo y les gustan las novelas victorianas, los misterios potencialmente sobrenaturales y sobre todo, un acercamiento precioso a la naturaleza humana, La serpiente de Essex es el libro para ustedes.

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PD: Netlix, hazme feliz y adapta esto a una miniserie. PLEASE.

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