Por supuesto, no podía acabar el mes sin hablar de la reina de horror gótico. Si bien este género se hizo popular en el siglo XVIII (ver Ann Radcliffe, aunque a mí estas novelas góticas me dan más risa que miedo), tuvo un fuerte renacimiento a principios del siglo XX, cambiando un poco los esquemas de lo tradicionalmente gótico. Daphne du Maurier fue una de las autoras que contribuyó a esto,  creando historias que desarrollan la atmósfera gótica de manera magistral.

220px-young_daphne_du_maurier
También era #hairgoals

Si bien escribió muchísimo, probablemente su libro más conocido mundialmente es la novela Rebecca, publicada en 1938. Best-seller desde su primera edición, nunca ha estado fuera de circulación. También le ayudó que Alfred Hitchcock fuera su fan, porque adaptó dos de sus novelas (Rebecca y Jamaica Inn), al igual que su cuento “Los pájaros”. Varias otras de sus obras han sido llevadas a la pantalla en varias ocasiones, lo que ha contribuido a su popularidad permanente.

Rebecca es su novela más famosa, que este año cumplió ochenta años desde su primera publicación. La historia a primera vista es bastante simple: una mujer recién casada llega al hogar de su marido, Maxim, y descubre que la presencia de su primera mujer está penando la antigua mansión, Manderley. O algo así. Parte del problema es que el ama de llaves, la señora Danvers está obsesionada con mantener la memoria de Rebecca, la primera señora De Winter. Cuando la narradora (nunca descubrimos su nombre de pila) busca hacer cambios, la señora Danvers inmediatamente explica que Rebecca no hacía las cosas así. Y aparentemente, Rebecca era tan maravillosa que todo el mundo la amaba con locura, desde sus empleados hasta sus vecinos.

91dsjllr1vl
MIREN QUÉ BONITA ES ESTA EDICIÓN

Obviamente, las cosas no son tan así y resulta que Rebecca era todo menos perfecta. A lo largo de la historia, vamos escuchando información que contradice lo que todo el mundo cree acerca de Rebecca y su muerte misteriosa.

La gran gracia de esta novela no es tanto la trama, sino la forma en la que du Maurier maneja el suspenso y la tensión psicológica de la narradora. En particular en lo que se refiere a la relación de la narradora con Mrs. Danvers, que es uno de los personajes más terroríficos que he leído en toda mi vida. Su obsesión con Rebecca la lleva a torturar psicológicamente a la segunda señora de Winter, manipulándola para dañar su relación con Maxim. Entonces, Rebecca es una historia de fantasmas, aunque no hay fantasmas de verdad en Manderley. La memoria y los recuerdos de Rebecca son la fuerza que embruja Manderley y acosa a la narradora, mostrando que el pasado tiene más fuerza de lo que creemos. En este sentido, Rebecca es una novela también sobre la identidad: la narradrebeccatrailerora no tiene ni siquiera un nombre propio, lo que hace más evidente el verla forzada a ocupar el lugar de Rebecca, una mujer que aparentemente era perfecta y maravillosa. A lo largo del libro, vemos cómo esta narradora busca diferenciarse de la fabulosa Rebecca y ser considerada como una compañera para Maxim por sus propios méritos (y por ser justo lo contrario que Rebecca).

Daphne du Maurier, además de la tensión dramática, es maravillosa a la hora de presentar los espacios. Dije antes que ella había sido una de las responsables del renacimiento del gótico en la literatura del siglo XX, y en parte es porque las casas y espacios que describe son tan importantes para la novela como los personajes que se mueven en ella. Manderley es una mansión antigua y llena de rincones, dispuesta a ser embrujada por el recuerdo de Rebecca, y las descripciones de su decadencia o de sus paredes rodeadas de niebla son estremecedoras, mostrando las puertas a un misterio que parece sobrenatural.

rebecca-hitchcock
La aesthetic, señores.

Si les gusta Rebecca, mi otra recomendación es Mi prima Rachel, otra novela de misterio psicológico, en la que un hombre recibe a una pariente que puede o no haber asesinado a su figura paterna. Una vez más, Daphne du Maurier usa la ambigüedad para construir tensión dramática y dentro del personaje. Su uso de narradores en primera persona ayuda a esto, porque la información que manejan (y por tanto, nosotros los lectores) es limitada por definición. Los lectores sólo podemos acceder al mundo a través de sus ojos, lo que nos pone en una posición predispuesta a la subjetividad (aunque podríamos argumentar que después del siglo XX, ya prácticamente no existen los narradores objetivos) y por tanto, a la ambigüedad. Al menos para mí, el terror funciona más desde el no saber que desde un monstruo externo que puede o no atacarme.

Deja un comentario

Tendencias